El análisis de la escritora estadounidense Susan Sontag en
su libro “Sobre la fotografía”, explora la
distancia que hay entre la realidad humana, cultural, artística y nuestra
interpretación de esa realidad.
Sontag nos presenta una analogía sobre las
cavernas de Platón y menciona que gracias a la avidez de la mirada fotográfica
las condiciones del confinamiento en la caverna cambian ahora a nuestro mundo,
pues la fotografía muestra nuevos panoramas a través de códigos visuales que
nos permiten decidir qué es lo que queremos observar.
“Fotografiar es apropiarse de lo
fotografiado” dice Sontag explicando que la fotografía le da un sentido de posesión
de una serie de imágenes al que captura y a su vez le otorga poder al mismo
sujeto.
La autora te invita a reflexionar sobre la evolución de
la fotografía que ha moldeado nuestra percepción de la realidad y a su vez
critica una sociedad consumista de imágenes.
La fotografía tiene el poder de manipular a la sociedad
(si se usa con esa intención), el ser humano ha tenido la necesidad de dejar su
huella en los lugares a los que va. Desde la invención de la cámara, la
fotografía ha sufrido una serie grandes de trasformaciones tanto
tecnológicamente como ideológicamente.
Gracias a la fotografía, a lo largo de los años, se han
sobresaturado de imágenes las calles, los medios de comunicación masivos y
todos los medios publicitarios existentes, formando así una sociedad llena de
estereotipos y prejuicios.
Mirar la cámara como una herramienta o un arma depende de
su intención, depende de su presa y depende del contexto, solo basta con hacer
sonar un ¡clik! para capturar experiencias, sucesos, o para comprobarle a la
gente que estuviste en algún lugar.
Es interesante detenernos a hacer un análisis sobre el
eslogan de Kodak (menciona que tú dispares y la cámara hace el resto), este
mensaje implícito para atraer más clientela, es manipuladora e invita a los
fotógrafos a dejar de manejar su cámara para tener un trabajo más “cómodo”.
Las fotografías así como las pinturas
son realidades pequeñas, una interpretación del mundo real, sin embargo la fotografía
parece ser la interpretación menos engañosa, la más apegada a lo real que el
resto de las artes.
La neoyorkina define la fotografía como una reproducción
a escala del mundo real, a pesar de ello también se puede manipular la imagen,
a medida que se va retocando la imagen más engañosa se vuelve.
Para Sontag seguimos dentro de la caverna construyendo
una “realidad” social, premisa que argumento con el psicólogo ruso Lev Vigotsky
que nos habla de que el constructivismo es un
conocimiento previo que da nacimiento a un nuevo conocimiento.
Es decir, una persona que aprende algo nuevo, lo incorpora a sus
experiencias previas y a sus propias estructuras mentales.
Cada nueva información es asimilada y
depositada en una red de conocimientos y experiencias que existen previamente
en el sujeto, como resultado podemos decir que el aprendizaje no es ni pasivo
ni objetivo, por el contrario es un proceso subjetivo que cada persona va
modificando constantemente a la luz de sus experiencias.
La fotografía puede ser testimonio de un
acontecimiento determinado, sin embargo, puede distorsionar la imagen y seguir
atestiguando ese suceso.
La fotografía
alude al pasado y al futuro únicamente si dichos momentos existieron en
algún presente.
Éste es capaz de
moldear, modelar, influir, comunicar, impactar, afectar y muchos otros verbos
más por su capacidad de plasmar su presente y por tanto, afectar la percepción
general de ese presente basada en su propia percepción del presente.
Esta es, como ninguna otra, una época
dedicada a la comunicación y la cultura visual. Nunca antes había sido tan
importante ni tan detallado el proceso de construcción de nuestra identidad
mediante imágenes. A pesar de ello, reproducimos fotografías que ya no son
la traducción de la luz sobre un soporte de papel, sino códigos
programados que flotan en nuestros bolsillos, imágenes que
no existen realmente aunque haya tantas.
Uno de los principales objetos de
estudio para Sontag es la estética, en uno de sus ensayos que escribió para la
revista Vogue, menciona que los griegos son los principales responsables de manejar
este concepto de belleza interior y exterior.
Muchos fotógrafos tenían como objeto de
estudio la belleza como Walt Whitman quien mencionaba que el mundo era una
unificación, todos somos iguales. Por otro lado la fotógrafa Diane Arbus expone que difiere con lo que Whitman
retrata, y propone que la estética no siempre se encuentra en una clase social
y que hay otro tipo de sociedades en las que no todos somos iguales. Arbus
fotografió una serie de personas que poseían una deformidad y que cualquier otra
persona jamás hubiese encontrado lo estético en ellas.
La cámara es una extensión del ojo
humano que interpreta el mundo exterior y sugiere diversas estéticas, es un
tipo de comunicación y puede mostrar fragmentos de vida del pasado, sin
embargo, la fotografía es cada vez más manipulada, según Sontag la fotografía
se ha encargado de convertir en sombra a la realidad.